Les comparto esta publicación de la Revista Errancia de la Universidad Autónoma de México (UNAM). La revista cubre temas sobre psicoanálisis, teoría crítica y cultura. En la sección Caidalpublica a los siguientes poetas y me honra ser uno de ellos. Agradezco al Editor Jesús Nava Raneroy a la escritora ecuatoriana Carmen Vascones por incluirme en esta edición. Les comparto el enlace donde pueden leer los poemas de todos los poetas y sus semblanzas.
Tuve el honor de ser invitada por la gran escritora Ana Maria Fuster Lavín a presentar dos de mis poesías en su canal Mariposas Negras. Agradezco sobremanera la deferencia de esta amiga que deja siempre en alto el nombre de Puerto Rico. Les comparto el enlace de su blog y los invito a ver su canal en Youtube.
El Primer Festival Internacional de Poesía “The Last Poets” / “Los Últimos Poetas” se celebró los días 29 y 30 de septiembre de 2020. He tenido el honor de haber sido invitada a participar por el Director del Festival Ivo Maldonado a quien agradezco sobremanera. Estuve representando con orgullo a nuestro Puerto Rico. Mi participación fue el miércoles 30 a las 17.00 hrs de Puerto Rico/ Miami.
En la nota de prensa del Festival en el Periódico Luz Verde Loreto nos dice lo siguiente:
En enero 2020 se produjo el encuentro entre el poeta chileno penquista Ivo Maldonado y el poeta amazónico Kriztian Valente en la ciudad de Iquitos, en el que se gestó la propuesta chilena de unir poéticamente el río Amazonas con el río Biobío.
En ese marco de convenio interinstitucional entre la Escuela de Artes y Culturas Amazónicas (Perú), Editorial Bukowski (Chile) y Sentidos, Revista Amazónica (Perú), se realizará el Primer Festival Internacional de Poesía “The Last Poets”/ “Los Últimos Poetas. 29 y 30 de Septiembre de 2020. Que será transmitida por distintas plataformas digitales de los organizadores.
Agradezco a Ivo Maldonado por esta propuesta e incluirme en esta mesa. A Kriztian Valente que fue anfitrión de esta mesa desde la Amazonia del Perú. Gracias a todos los organizadores.
Afiche en tiempos de Pandemia con los nombres de los poetas participantes,
En este evento participarán poetas de distintos países como E.E.U.U., España, Rusia, Irak, Egipto, Colombia, Venezuela, Bolivia, Puerto Rico, Chile, y Perú. Son 35 poetas invitados, todos leyendo poesías en español y en sus lenguas nativas.
A finales del mes de mayo recibí una comunicación del escritor peruano Harold Alva invitándome a participar del VIII FIP Primavera poética 2020. Un festival que ha enfrentado todos los retos de la pandemia convocando a 67 poetas de 17 países, no solo para dialogar con ellos, sino para publicarles un libro digital a cada uno y que todos tengan acceso a su lectura. No hay palabras para agradecer a Harold Alva, a la Municipalidad de Lima, a la Gerencia de Educación y Deportes con su programa Lima Lee por este gran logro.
En noviembre se llevará a cabo el cierre del Festival con todos los poetas participantes.
Aquí Todos los poetas convocados para el Festival de Primavera Poética 2020
Las portadas de todos los libros de los poetas fueron diseñadas por el artista Leo Collas, a quien agradezco la hermosa portada de Dimensiones, una antología de poemas de mis libros publicados.
Portada libro “Dimensiones” por Leo Collas
Harold Alva es un excelente poeta y comunicador peruano. Les comparto una nota de Márcia Batista Ramos en Inmediaciones sobre Harold Alva.
Tuve el honor de ser invitada a participar del VIII Festival Internacional de Poesías Poetas en Mayo por la escritora Elisa Rueda. Tuvimos la dicha de compartir en el EIDE Marruecos en el año 2018. Ella es la Creadora y Directora del Festival.
Las palabras de Elisa Rueda en la contraportada de la Antología del Festival refleja su don de gentes y su dedicación. Un festival celebrado en tiempos de Pandemia.
Elisa Rueda- Foto cortesía del Festival Poetas de Mayo
Mayo nace y nos inunda con su líquido amniótico. Una marea de palabras comienza a cubrir nuestros paisajes cotidianos con rimas impalpables que se reflejan en Páginas de Cristal.
Llega la poesía, la otra voz que se planta en el centro de los sentidos, la voz que sanea las grietas que el silencio ha gestado en el útero del confinamiento.
Poetas en Mayo/Poetak Maiatzean nos abraza con textura de beso, nos hace palpitar con su canto a la vida, abraza todas las realidades, explora la diversidad, llega a Vitoria-Gasteiz y a los pueblos de Álava envuelta en los trinos de los pájaros.
Abramos nuestras ventanas a los versos y respiremos la flor dorada de pétalos de luna, llena de esperanza, que trae la poesía.
Foto cortesía de Festival Poetas de Mayo
En el Festival se organizan seminarios, recitales, conciertos, muestras de poesía visual, lecturas populares. Participan poetas nacionales e internacionales, talleres relacionados con la poesía, cantautores y cantautoras, grupos musicales, visita a escuelas y universidad para difundir la poesía por toda la ciudad.
Foto cortesía del Festival Poetas en Mayo
Mi inmenso agradecimiento a Elisa Rueda y a la Coordinadora del Festival la escritora Arantza Guineapor la invitación y la inclusión en la Antología Poética Poetas en Mayo 2020.
Parecen cosas que solo ocurren en los cuentos. Tener que quedarse forzosamente en casa, volver a alternar con los hijos, trabajar a distancia, consumir apenas lo indispensable, tratar de tener reservas de las cosas más básicas, querer respirar aire puro, esquivar las aglomeraciones, temer los contactos. Que de pronto se cierren las escuelas, se clausure el comercio, se cancelen los espectáculos, se paralicen las fábricas. Que de un momento a otro las economías se hundan, las monedas colapsen, los transportes se interrumpan, ¿Qué nos dice la Tierra con todo esto?
Cuando se presentó la última gran pandemia, la de la gripe española de 1918, no se le experimentó de la misma manera. Era un hecho planetario, pero había que vivirla como un hecho local en todas partes. Ahora, por primera vez, sentimos que nos está ocurriendo lo mismo en el planeta entero. Esta sociedad ultra informada y ultra globalizada nos está brindando esa experiencia nueva de compartir la curiosidad, el miedo y la fragilidad de toda la humanidad, nos está haciendo comportar como especie.
Es extraño sentir por primera vez (porque antes fue distinto, y lo vivieron otros) que el tejido de la civilización se conmueve y parece vacilar. Casi nos alcanza el recuerdo de esos viejos oráculos que descifraban señales en el vuelo de las aves, mensajes en los hechos de la naturaleza y en las tragedias de la historia. Ya nada parece azaroso, ni siquiera las formas de las nubes, y al fin se nos revela cuán conectados estamos, de qué manera asombrosa está entretejido este mundo. Entonces cada uno de nosotros se pregunta cuál es el mensaje.
¿Que somos muchos ya? ¿Que devorar animales es dañino? ¿Que la mayor parte de los afanes del mundo son vanos? ¿Que la lentitud y la soledad son preferibles? ¿Que las ciudades, más allá de ciertos límites civilizados, son un error y una trampa? ¿Que el modelo económico en que vivimos no solo es desigual e injusto, sino absurdo y asombrosamente frágil? ¿Que las corporaciones pueden derrumbarse con la misma facilidad que los seres humanos? ¿Que lo que llamamos el poder es una brizna de hierba al viento de la historia? ¿Que así como Ricardo al final estaba dispuesto a cambiar su reino por un caballo, hay un momento en que cambiaríamos todas nuestras riquezas por un poco de aire puro en los pulmones, por un sorbo de agua en la garganta?
Todo viene a recordarnos que podemos vivir sin aviones, pero no sin oxígeno. Que los que más trabajan por la vida y por el mundo no son los gobiernos, sino los árboles. Que la felicidad es la salud, como quería Schopenhauer. Que, como dijo un latino, la religión no es arrodillarse, rezar y suplicar, sino mirarlo todo con un alma tranquila. Que si los humanos trabajamos día y noche por enrarecer la vida, por intoxicar el aire, por arrinconar al resto de los vivientes, por alterar los ritmos de la naturaleza, por destruir su equilibrio, el mundo tiene un saber más antiguo, un sistema de climas que se complementan, de vientos que arrasan, de catástrofes compensatorias, de silencios forzosos, de quietudes obligatorias, ejércitos invisibles que trazan líneas rojas, neutralizan los daños, controlan los excesos, imponen la moderación y equilibran la tierra.
Después de siglos de atesorar nuestro conocimiento, de valorar nuestro talento, de venerar nuestra audacia, de adorar nuestra fuerza, llega la hora en que también nos toca ponderar nuestra fragilidad, estimar nuestro asombro, respetar nuestro miedo.
También hay algo poético en el miedo: nos enseña los límites de la fuerza, el alcance de la audacia, el valor verdadero de nuestros méritos. Como el mar, sabe decirnos dónde hay algo que nos supera. Como la gravedad, nos muestra qué poderes están sobre nosotros. Como la muerte y como el cuerpo mismo, nos dice qué mandatos no podemos violar, qué no está permitido, qué frontera es sagrada. Y no lo hace con admoniciones ni discursos ni amenazas, sino con un lenguaje sin palabras, eficiente y sutil como un oráculo, que obra “sin lástima y sin ira”, como dijo un poeta, y que es luminoso e inflexible, como una llama.
Pero si el miedo es una reacción ante las amenazas del mundo, la angustia es una reacción ante las amenazas de la mente y de la imaginación. Hace evidente el misterio del mundo, aviva la memoria y sus fantasmas, revela la eficacia de lo invisible, el poder de lo desconocido.
Dicen que lo que no nos destruye nos hace más fuertes. Esa inminencia del desastre pone también un toque de magia aciaga en lo que parecía controlado, un sabor de alucinación en los días, suelta una ráfaga de locura sobre todo lo establecido, un destello de Dios en la prosa del mundo.
Y sentimos que hay algo que aprender de estas alarmas y peligros. Si todo lo más firme se conmociona, nos enseñan que todo puede cambiar, y no necesariamente para mal. Que si la tormenta lo estremece todo, nosotros también podemos ser la tormenta. Y que en el corazón de las tormentas también puede haber, como decía Chesterton, no una furia, sino un sentimiento y una idea.
En esa pausa de paciencia y de miedo ganan nuevo sentido las meditaciones de Hamlet y los delirios de don Quijote, los consejos de Cristo y las preguntas de Sócrates, los sueños de Scheherezada y la embriaguez de Omar Kayam. Si hay un mundo cansado y enfermo que cruje y se derrumba, tiene que haber un mundo nuevo que se gesta y que nos desafía.
Queremos de pronto decir como Barba Jacob: “¡Dadme vino y llenemos de gritos las montañas!”. Queremos decir, como Nietzsche: “Y que todos los días en que no hayamos danzado por lo menos una vez se pierdan para nosotros, y que nos parezca falsa toda verdad que no traiga consigo cuando menos una alegría”.